QUITA DULCES A HOTDOGUERO, RECTOR UNISON

POR RAFAEL MARTÍNEZ
En el campus de la Universidad de Sonora, fue orquestado desde la rectoría que ocupa Heriberto Grijalva Monteverde – quien recibiera esta semana sin inmutarse la visita de militares al recinto, violando la ley—un latrocinio y abuso de confianza contra la maestra Silvia Tamayo Méndez, con 27 años trabajando en la institución-.
La docente labora en el Centro de Desarrollo Infantil, donde atiende y educa a los hijos de trabajadores de ambos sindicatos –STEUS y STAUS – e incluso en dicha trinchera tuvo a su cargo a los vástagos del ahora rector y de Rosa Elena Trujillo su segunda de a bordo y, quienes ahora, afirma la denunciante, “me han vuelto la espalda ante esta injusticia orquestada desde rectoría”.

La historia es la siguiente y, la narra en un oficio dirigido a la rectoría y a la dirección de adquisiciones a cargo de Rafael Bojórquez: la maestra, en aras de ayudar a uno de sus hijos, logró un préstamo de cien mil pesos en la caja de ahorros, para la compra y habilitación de una carreta para venta de comida en el campus universitario. Préstamos en el que le ayudaron sus padres –su madre tiene 83 años de edad y labora en la cocina de la UNISON, mientras su progenitor Trinidad Tamayo López, es jubilado y fue fundador del STEUS—todo para perder el patrimonio en forma increíble.

Para instalar la carreta, contaba con toda la documentación en regla y, la anuencia por parte de Rafael Bojórquez, instalándose la misma en el área de postgrado y maestría del Alma Mater.

“Aclaro –dice en su escrito la maestra—que dicha carreta no obstruía área peatonal, tránsito vehicular ni estacionamiento alguno; se mantenía en las condiciones de higiene requeridas y favorables para dar una atención; única manera que tiene –tenía—mi hijo para mantener a su familia”.

Para el 27 de febrero, “fuimos víctimas de una agresión por parte del señor David Fontes Domínguez –Jefe de Seguridad en la UNISON--quien me comunicó personalmente haber recibido órdenes de rectoría para sacar la carreta”, narra Silvia Tamayo.
Sigue: “Esperó –Fontes—que mi hijo terminara sus labores para sacarla del campus –la carreta—y, en un acto de cobardía tirarla, diciendo que la dejó en la calle Colosio sin saber decir otra calle”.

---¿Ya habló con el rector al respecto señora?
“Sí, me contestó que no podía haber una carreta con comida en el campus; respondiéndole por qué entonces permitía la existencia en el interior de 33 máquinas expendedoras y dos cafenios”.
--¿Ha pensado en proceder penalmente?
“Lo voy a hacer, no es justo este abuso, estamos hablando de cien mil pesos invertidos y, que pagamos religiosamente en la caja de ahorros”, afirma la maestra Silvia Tamayo.



• Rafael Martinez es Contador Público y Asesor in movile